“Termine los básicos y luego me fui a la capital a trabajar, fue alli donde conocí a unas amigas que platicaban sobre la oportunidad de ir a los Estados Unidos, les comente a mis padres sobre mi inquietud y me apoyaron.
Llegue a este país sin conocer a nadie, una patoja que venia en el grupo me dio posada en su casa y a la vez me sugirió trabajar con ella en una fabrica de ropa de 7am a 7pm, al final de mes no me pagaron un centavo por mi trabajo, en esta fábrica conocí al que sería el papa de mis hijos Michelle y Alex. A un mes de estar en este país, sin un techo seguro y sin un dólar en los bolsillos sentí que él seria mi salvación y apoyo, él me la pinto bonito.
Resulte embarazada y la situación en la casa se complicaba cada día más, la persona que había elegido como pareja bebía día y noche, prácticamente yo estaba a cargo del hogar, el dinero que ganaba no alcanzaba más que para pagar los alimentos necesarios del día a día, me sentía una persona fracasada, deje de hablarle a mi familia en Guatemala por tres años, la vergüenza que pasaba era tan fuerte que no podia enfrentarlos, supuestamente vine a este país para ayudar a mi familia y no tenia para mandarles dinero, eso me hizo esconderme de ellos.
Desconocía las leyes de este país, sufría de maltrato en el hogar y al estar indocumentada pensaba que no podia denunciar a mi pareja ante las autoridades. Pasaron 5 años y un dia después de no soportar mas la golpiza que recibí de mi pareja me arme de valor y llame a la policía, en ese momento logre separarme de él, sentí un alivio muy grande en mi vida, podia comprar mis propias cosas y las de mis hijos que para ese entonces ya había nacido Alex, mi segundo hijo.Cuando uno migra a este país debe estar consiente que no vera por mucho tiempo a sus seres queridos, yo nunca imagine que no volvería a ver y abrazar a mis padres.
Cuando mis hijos empezaron a crecer decidi mandarlos en las vacaciones a visitar a mis papas en Patulul, de mi parte no era posible por mi status migratorio, en esa época la comunicación era diferente, no era posible hacer una videollamada y la única forma de comunicarme con mi papá y mamá era por teléfono o bien generando una conexión con mis hijos mandándolos en avión, Michelle y Alex nacieron en Estados Unidos y por lo mismo podían ir y venir.
Por el tiempo que tenia de no ver a mis padres el encargo más grande que le daba a mis hijos era que tomaran muchas fotos, en esa época eran de rollo ‘hay toman muchas fotos’ les decía, a travez de estas fotos me fui dando cuenta de lo viejos que se ponían mis padres, en especial mi papa, que por una foto pude ver que su vista la estaba perdiendo.
Tres dias despues de haber regresado mi hija Michell de Guatemala me llaman informándome que mi papa se había puesto malo y que iba en una ambulancia para la ciudad, me sentía impotente al no estar con él, ya en el hospital logre llamarlo y escuchar su voz, ‘papa como esta?’ ‘aquí Mija, los doctores batallando conmigo’. El estaba consciente, yo me sentía impotente, fue la ultima vez que escuche la voz de mi papá.
Años despues volví a pasar este dolor con el fallecimiento de mi hermano y luego el de mi madre.
Es difícil el poderse abrir camino en este país, hoy pienso si todo lo que he pasado ha valido la pena y al ver a mis hijos superándose, pienso que si. Ellos ahora que están grandes pueden entenderme y se preocupan por la situación migratoria que aun tengo, no podemos pensar en que un dia nos separemos.Actualmente trabajo con una familia que por 20 años me ha permitido trabajar en su casa, valoro y extraño las costumbres de mi país, aun tengo familia en Guatemala con los que hablo casi todos los dias y que veo crecer gracias a la tecnología que hoy en dia me permite verlos.”